Cuando el optimismo vence a la desesperación.
Para Andrea Jaca-Smith, el camino hasta convertirse en una mujer transexual no fue fácil. Muy pronto, cuando sólo tenía seis años, se dio cuenta de que había algo raro en su cuerpo. Prefería jugar con muñecas y otras niñas. Por dentro, ya sabía que sus sentimientos y su conciencia no se correspondían con el sexo que le habían asignado. Fue más o menos en esa misma época, en la escuela primaria, cuando su incipiente disforia de género alcanzó un punto crítico. Un miembro de su familia empezó a menospreciar a Andrea, lo que la llevó a la depresión y a un intento de suicidio. Andrea sobrevivió y salió mucho más fuerte de la terrible experiencia. Mucho tuvo que ver en ello su madre y su hermana, que reconocieron que era diferente y especial. Casi en silencio, su familia más cercana ayudó a cambiar sus expectativas. A pesar de su sexo asignado, su madre y su hermana la escuchaban y le respondían como si fuera una niña.
Cuando estaba en el instituto, Andrea había aprendido a gestionar gran parte del conflicto que llevaba dentro. Podía realizar las tareas físicas que se esperaban de un varón. Pero conservaría su orientación emocional y verdadera como mujer.
Estas experiencias no endurecieron a Andrea. Al contrario, la convirtieron en una mujer alegre y optimista. Ha aprendido a enfrentarse a ellas y a superarlas. La cirugía de confirmación de sexo le ayudó mucho a conseguirlo. En el proceso, ha aprendido que el optimismo es el elixir del éxito. Andrea ganó el concurso de Miss Australia Transexual en 2016. Hoy vive en Melbourne, aunque es originaria de Bélgica. Y trabaja como maquilladora para su propio negocio, además de ofrecer servicios de coaching a quienes estén interesadas en competir en concursos. Andrea también es portavoz y patrocinadora de productos y servicios en Australia y Tailandia.